La Cuenta Atrás
El tiempo vuela. Si a mi YO del pasado alguien le hubiera dicho que en 4 días iba a estar en el otro extremo del mundo por un año, no se lo hubiese creido.Este verano he hecho tantas cosas que no me acuerdo ya ni de la mitad. Cuando vas a vivir una experiencia como esta intentas aprovechar gota a gota tus últimos días en España.
Pues, básicamente yo he hecho eso. Sin parar un sólo minuto. Arreglando papeleos, haciendo listas de equipaje infinitas, comprando maletas, pensando en Canadá, ecribiendome con mi host family, charlando y conociendo a becados de toda España, haciendo la maleta, despidiendome de la familia, diviertiendome con los amigos... y pensando en Canadá una y otra vez.
Todo esto sin llegarme a creer al 100% que mi viaje sea real.
Como dicen algunos, esto va a ser una montaña rusa. Aún estoy en la cuesta arriba pero pronto comenzará todo.
Si sois futuros becados, os recomiendo empezar a organizar el equipaje con bastante antelación, pues siempre pueden surgir problemas y cambios de planes.
Empecemos por lo básico, elegir las cosas que vas a llevar es lo más sencillo, os lo puedo asegurar. No hace falta que cargueis vuestras maletas con un arsenal entero. Una vez que llegue a Canadá os daré recomendaciones.
Cuando consigues meter todo eso a cierta presión usando bolsas al vacío (muy prácticas) y ya sientes que puedes cerrar la maleta llega el siguiente problema... El peso.
Si os pasa como a mi volveréis a abrir todo con mucho cuidado de que no reviente nada y empezareis a quitar cosas.
¡PERFECTO! Ya no supera los 23 kg permitidos y tengo espacio suficiente...
No podía ser tan sencillo, ¿no?
Creo que por el siguiente motivo hice y deshice mi maleta como unas 35 veces.
Seguramente pasaréis 1 día en Madrid con los demás becados (en otra entrada os explicaré cómo funciona esto)... y para ello deberéis llevar algo de ropa de muda para viajar. Y será necesaria una maleta de cabina. Mi fallo es que contaba con poder viajar con esta maleta y mi gaita en la mano. Sin embargo, os harán elegir entre una de las dos cosas.
No factureis vuestro instrumento a no ser que sea absolutamente necesario.
Después de mucho pensar y rompernos la cabeza, mi solución fue meter bien acolchada mi gaita en una mochila dentro de la maleta de mano junto con mi portátil, la muda y el pijama para Madrid.
El estuche fue lo más complicado, pues el grande, rígido y pesa sus quilitos. Ahora mismo reposa en la maleta que voy a facturar y, por ello, ¡otro tanto de la ropa se queda sin viajar!
Bueno, no voy a hacer esta entrada más larga, así que os explicaré un poco como va lo del equipaje y el viaje en la siguiente entrada.
¡Un saludo!